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Origen y curiosidades de supersticiones II



La superstición trae mala suerte.
Umberto Eco

Derramar la sal.

Mala suerte, si esto le ocurre al manipular el salero, a menos que se apresure a tomar un pellizco y arrojarlo por encima del hombro izquierdo “directamente a la cara del diablo”. Porque este es el sitio desde el que Pedro Botero, es decir, el diablo, espera paciente a que nuestra naturaleza pecadora renuncie al alma para siempre. La sal arrojada no tiene otro fin que cegarle temporalmente, para que el espíritu tenga tiempo para volver a quedar afianzado por la buena suerte.

Desde la Grecia antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico: procede de la Madre Tierra, del mar; las lágrimas y la saliva son saladas y conserva, condimenta y embellece los alimentos.

Decir Jesús al estornudar.

Los egipcios y los griegos veían en el estornudo un augurio. Así, era bueno estornudar por la tarde, mientras que hacerlo al saltar de la cama o al levantarse de la mesa podía ser nefasto. Aquel que había estornudado al nacer era tenido por dichoso. El estornudo hacia la izquierda era un signo de mal agüero, pero de bueno, hacia la derecha. En todo los casos, los griegos exclamabn ¡Vivi! y ¡Que Zeus te conserve! Por su parte, los romanos empleaban la expresión, ¡Salve!, ante tal circusntancia; y serían los primeros cristianos quienes sustituyeron la invocación a dioses paganos por el suyo.

Se dice que durante la epidemia de peste que hubo en Roma en el año 591, bajo el pontificiado de Gregorio I, los afectados morían estornudando, y que de tal circunstancia proviene el ¡Dios te bendiga!, que más tarde se simplificaría diciendo ¡Salud!, ¡Jesús! o expresiones semejantes.

Viernes 13.

Desde tiempos remotos el número 13 ha sido fatídico, debido principalmente a la muerte violenta que sufrieron varios dioses decimoterceros de la Antigüedad y, ¡cómo no!, a la suerte del decimotercer invitado en la Última Cena de Jesús. Por otro lado, el viernes adquirió en el mundo sajón su reputación de día nefasto, debido a la muerte de Jesús. Obviamente, la coincidencia del número 13 y del día viernes no puede ser de peor agüero.

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